domingo, 6 de septiembre de 2009

Palestina

Llaman a mi ventana
las alegres hojas nuevas
sobre un celeste limpio y áureo;
escucho los gorjeos delos pájaros
que celebran la llegada del tiempo bueno
y sé que las glicinas
están colmando de aroma los jardines,
pero yo he olvidado ya
el noble arte de hacer versos
porque muchos de mis hermanos
están muriendo en Palestina,
porque muchos de mis hermanos
son asesinados en Palestina
mientras yo escribo estas líneas,
mientras yo respiro,
mientras yo veo crecer a mis hijos,
mientras yo puedo tomar cualquier alimento,
mientras yo puedo amar dulcemente.

La Primavera vuelve
con todo su abanico de hermosura,
pero yo no puedo hablaros de ella
porque están muriendo en Palestina
mis hermanos
y nada puedo hacer por evitarlo.

Y pienso en Europa
con los armiños oropeles de su Historia,
convertido en hetaira,
sin atreverse a decir nada,
muda y servil como una perra
cebada con las sombras del festín.

Y pienso en todo el mundo
esclavizado por el oro de Sion,
en todo el mundo
que calla temeroso
y mira hacia otro lado.

No, hoy no puedo deciros nada bello,
pues aunque el cielo sea azul
y el tiempo de las rosas se aproxime,
sólo veo un torvo firmamento
donde jirones de nubes grises,
casi negras,
son como las galgas
del cortejo de la muerte.

(La década sombría). Fernando de Villena

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